Tras llegar a la virilidad, Zeus obligó a Crono a vomitar a sus hermanos, esto lo hizo usando un veneno que le había entregado Metis. En ese momento comenzó la guerra ente olímpicos y titanes. Al inicio de esta guerra, Zeus tuvo la gran idea de liberar a sus "tíos" del Tártaro teniendo suerte y pudiendo evitar a la gran carcelera Campe, y unirlos a ellos en la guerra conocida como Titanomaquia. Estos, agradecidos por el acto, forjaron al armas otorgadas a Los Tres Grandes. Siendo el tridente de Poseidón forjado y entregado por Arges, el yelmo de la invisibilidad de Hades forjado y entregado por Estrépodes y el rayo de Zeus, forjado y entregado por Brontes. Posiblemente, las tres aras forjadas en la fragua del monte Etna. Dicha guerra duró 10 años. Diez años en los que los titanes tenias su fortaleza de estrategia en el monte Otris (al sur de Tesalia), gobernado por el titán Atlas. Siendo la fortaleza de estrategia de los olímpicos en el monte Olimpo (Monte septentrional de la provincia), siendo este el famoso Olimpo que conocemos. El titán Océano posicionándose neutro por sus territorios , decidió no participar en dicha guerra, pero cedió a los olímpicos la ayuda de uno de sus hijos, Estigia.
En el bando Olímpico se encontraban los otros Crónidas: Hestia, Hera, Deméter, Hades y Poseidón, quienes habían sido devorados por su padre y ahora buscaban venganza. La titánide Hecáte se puso del lado de Zeus, y por eso el cronida le mantuvo su dignidad como diosa con poder en los cielos, el mar y la tierra. Por consejo de Océano, Estigia condujo a sus cuatro hijos, Crato, Zelo, Bía y Nike, al lado de Zeus; Por tal gesto, Zeus le dio honores e Estigia y sus hijos e hizo que las aguas de Estigia sean nombradas en todo juramento irrevocable. Ordenando también Zeus que Iris se encargara de recoger una pequeña parte de sus aguas y la trasladara al Olimpo, para que los dioses juraran ante ella siempre que hicieran cualquier promesa. Castigando a los que faltaban a su palabra y hacian falsos juramentos a un año sin néctar ni ambrosía, y a nueve años al destierro divino.
Gea aconsejó a su nieto Zeus que para terminar de declinar la balanza al favor de los dioses -ya que estaba muy igualda- que entrara de nuevo al Tártaro y liberará a sus tíos, los Hecatónquiros, matando esta vez sí a su carcelera del Tártaro, Campe. Incluso se dice que Pan también se posicionó del bando Olímpico, emitiendo tales alaridos que pusieron en fuga a los Titanes.
Los titanes encabezados por Atlas, incluían al menos a Ceo, Crío, Hiperión y Jápeto, así como los hijos de este, Epimeteo y Menecio, dejando de lado a Prometeo que no se posicionó con el bando de los titanes, de su sangre, y tan vez...Anquíale tampoco. Los hijos de Crío, Palante, Perses, Astreo también estaban incluidos.
Dos diosas hermanas permanecían como heraldos en los dos bandos, siendo Iris la mensajera del bando Olímpico, en tanto que Arce lo era del bando Titánico.
Los Hecatonquiros, para agradecer su nueva libertad ayudaron a los Olímpicos arrojando enormes piedras a los Titanes, de cien en cien, que terminaron sepultando a sus enemigos, dándole así la victoria definitiva a Zeus y los suyos tras 10 años de guerra.
Los Olímpicos dividieron el botín entre ellos y se decidieron entonces por el reparto del lote del universo. A Zeus le tocó el dominio del cielo, el del mar a Poseidón y el del inframundo a Hades.
Decidiendo así quitarle los poderes titánicos a los titanes y poder absoluto, y lograr posicionarlos en el escalafón de poder por debajo de los dioses. A Menecio lo fulminó Zeus con un rayo por su insolencia, siendo Atlas el único titan con un castigo mayor, debido a su gobernación del ejercito titánico, con el castigo de soportar la bóveda celeste por toda la eternidad.
Urano, el cielo, casi derrumbado sobre la tierra debido al enorme estruendo que había provocado la devastadora batalla bajo él. Una enorme humareda se levantó, llegando incluso al mismísimo Caos. Fue así como se llegó al fin de la Titanomaquia.
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